Se autodefine como una persona artística y espiritual. Covadonga Arranz (Valladolid, 3 de junio de 1989) nació con una condición que le impedía ver, por ello ha tenido que luchar contra una sociedad llena de prejuicios para hacerse un hueco en el mundo de la música, y ha logrado demostrar en numerosas ocasiones como el ser ciego no es sinónimo de renunciar a tus pasiones.
Pregunta: ¿Cómo comenzaste en el mundo de la música?
Respuesta: Tengo mucha familia que le gusta cantar, le gusta la música… Por ejemplo, mi abuelo tenía una voz impresionante. Me acuerdo cuando yo tenía mis 9 ó 10 años que el abuelo cantaba y yo me tenía que salir de la habitación porque me asustaba del vozarrón que tenía. Mi madre tocaba el acordeón, [… ] y aunque quieras que no eso marca mucho. Y aunque nunca me obligaron a estudiar música,yo empecé con 17 años y siempre me gustó. Estuve en coros de iglesias… Me daba miedo tocar porque parecía que los que tocaban tenían más manos de lo normal, o un don… Me daba mucho miedo empezar. Pero luego me animé, me llevaron a una escuela de música, vi un piano y dije “esto es lo mío, el canto y el piano es lo mío”.
P: ¿Qué dificultades presenta el tocar sin poder ver las teclas?
R; La primera dificultad,lógicamente, es que no se puede tocar y leer a la vez. La lectura a primera vista es un poquito complicada a no ser que se lea con una mano. Por ejemplo, cosas para cantar se pueden leer con una mano y tocar con otra. Pero por lo demás sería cuestión de aprender las partituras de memoria y sino que me las grabarán y demás. Ese es el mayor problema a nivel “de trabajo”, pero las mayores dificultades que yo considero es cuando vas a buscar un profesor que te dicen “yo es que dar clases a alguien que no ve, no me atrevo…” y ahí es la mayor dificultad que se encuentra en esta sociedad.
P: ¿Cómo son las clases que tú recibes?
R: Normalmente practicamos una mano, practicamos la otra, lo repasamos, prácticamente lo trituramos, y luego se graba [ …], yo lo aprendo durante esa semana y así continuamente. Va todo con grabación porque lo de las partituras dificulta mucho el trabajo, entonces es mucho mejor grabarlo y aprenderlo de memoria.
P: Entonces, tocar siendo ciega tiene grandes beneficios para la memoria, ¿no?
R: Muchísimos. Y luego ayuda mucho también a la manera de improvisar. Yo por ejemplo toco en el coro de la iglesia y hay gente que dice “yo sin la partitura no puedo”. ¿Cómo que sin la partitura no pueden? Yo les digo a las señoras del coro que me lo canten y en ese momento saco cuatro acordes que pueden ayudarme a acompañar. Es una forma de poder improvisar y poder depender menos de un papel.
P: ¿Crees que la sociedad piensa que un pianista ciego es “algo extraordinario”?
R: Es que me ven como si fuese algo extraordinario en todos los momentos, desde que me preparo un café por las mañanas hasta que salgo a la calle, toco el piano…. En cualquiera de los momentos me ven como algo así. Me dicen “¡Hala! ¿No ves nada? ¿Y lo haces?” Y yo contesto que sí. La gente ve todo como muy extraordinario, y el tocar el piano, cantar y todo esto también lo ven así….
P:¿Crees que habría que cambiar ese aspecto de la sociedad?
R: Muchísimo.Pero eso son muchos años de trabajo en la sociedad. Todavía queda muchísimo trabajo por hacer . Hemos hecho, pero todavía queda.
P: ¿Y cómo crees que se podría mejorar?
R: Creo que dando más información a la gente , porque hay muy poca en la sociedad. Yo tengo una amiga que me dijo que con 12 años había conocido al primer ciego en la tele, y al primer ciego real a mí. Si queremos normalizar la gente tiene que saber lo que hay.